Un año más los Reyes Magos de Oriente, Melchor, Gaspar, Baltasar, acompañados del Príncipe Ali y todo su sequito visitaron los pueblos de Bierge, Buera, Colungo, Alquézar y Radiquero.
Vinieron cargados de regalos y transmitiendo mensajes de ilusión y esperanza a todos los presentes. Como en años anteriores fue muy buena la respuesta de la gente y en todos los pueblos hubo muchos niños deseosos de ver a los reyes tan cerca.
A las seis comenzó la cabalgata con la llegada de sus majestades a Bierge, allí fueron recibidos por las autoridades y tras los parlamentos, repartieron gran cantidad de regalos tanto a niños como mayores.
A continuación se desplazaron a Buera, llegaron en una comitiva de coches según contaron los camellos los dejaron en el río. A la entrada del pueblo esperaba numeroso público y tras recorrer las calles al son de la charanga, en el salón social fue el lugar donde se repartieron los regalos. El alcalde Mariano Lisa dio la bienvenida a sus majestades agradeciéndoles un año más su presencia y el largo camino que deben recorrer desde las lejanas tierras de oriente.
El rey Gaspar hacía de portavoz de la comitiva y recordó a los niños que antes en la época de niñez de sus padres o abuelos no se estilaba los regalos de ahora, eran cosas más sencillas como podía ser una naranja y que también les hacía ilusión con lo que tenían. Uno de los pajes llevaba una cesta con naranjas para ofrecer a aquellos niños que la hubieran pedido.
Pasadas las ocho, la cabalgata llego al pueblo de Colungo, en el salón del ayuntamiento esperaban ansiosos un buen número de niños que el día anterior habían decorado el salón con globos y dibujos para dar la bienvenida a los reyes. En el discurso que pronunciaron sus majestades recordaron la figura de quien ellos llamaron “el cuarto rey” una persona que transcurre por estos pueblos haciendo el bien y siendo el timón de la cabalgata, preguntando a la gente si sabían de quien se trataba no tenían duda, se trataba de Don José María Cabrero que recibía el abrazo de los Reyes en medio de una gran ovación. Como hacía algo de frio y lluvia en Colungo se agasajo a todos los asistentes con un chocolate caliente con torta que fue del agrado de todos.
Alrededor de las nueve se veía brillar la colegiata con los fuegos artificiales que anunciaban la llegada de los Reyes Magos a la villa de Alquézar. Al llegar se dirigieron a la iglesia de San Miguel para adorar al niño Jesús al son de los acordes del tamborilero interpretado por la charanga, un momento muy emotivo. El majestuoso salón de plenos del ayuntamiento fue el lugar elegido para recibir a sus majestades, en palabras del alcalde Mariano Altemir les confeso la buena unión que hay entre estos pueblos y que hace posible que se mantenga esta cabalgata comandada por el mosén Cabrero. Se repartieron una gran cantidad de regalos, tanto a niños como a mayores y luego aprovechaban para poderse fotografiar con los reyes, les emocionaba poder verlos tan de cerca algo que en sitios más grandes resulta complicado.
Para culminar el periplo por estos pueblos se detuvieron en Radiquero, en el salón social les esperaban los vecinos con muchos niños colocados en la primera fila para no perder detalle de todo lo que les contaban sus majestades. Los reyes contaron que sabían que allí se celebra la noche de ánimas con las calabazas y prometieron que este año vendrán ellos o enviarán alguno de sus pajes. A la cita también acudieron vecinos del pueblo de San Pelegrin para recoger los regalos. Finalizada la entrega los reyes se despidieron de todos y tras reponer fuerzas degustando buenos quesos se pusieron rumbo a seguir repartiendo regalos por todos los lugares.
Antes como muestra de cortesía por parte de los ayuntamientos que participan en la cabalgata se obsequio a sus majestades con unos presentes en los que había una muestra de la gastronomía de la zona, como los licores de Colungo, el aceite de Bierge, o los quesos de Radiquero entre otros.
Y así finalizaba esta bonita tarde noche que lleva la magia de este día a los pequeños pueblos, entre todos persiste el compromiso de seguir manteniendo esta tradición que favorece la armonía entre los vecinos y da vida a los pueblos.
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